DOMINGO DE ASAMBLEA
El siguiente es un relato de una persona que asistió hoy al zócalo a escuchar a AMLO. Yo espero ir el próximo domingo.
Hoy en la Asamblea
SiqueNos estacionamos cerca del monumento a la Revolución, de manera que caminamos hacia el Caballito y de ahí por Reforma y Juárez entre los campamentos hasta el Zócalo. No podíamos entretenernos mucho pues sólo faltaban veinte minutos para las 11:00 AM, hora de la cita. Aunque caminábamos rápido íbamos leyendo las ingeniosas consignas que están pegadas o colgadas a lo largo del corredor y observando la fraterna camaradería y las actividades en las que están involucrados quienes están en los campamentos. Todo esto va estimulando aún más el entusiasmo por asistir a la Asamblea.
La caminata fue apresurada, el sol pegaba fuerte, la entrada al zócalo fue difícil pues ya estaba lleno, así que no fue fácil colocarme en un lugar desde el cual pudiera ver el templete. La mayoría de la gente que vive en los campamentos escucha la Asamblea desde ahí cediendo el lugar a quienes llegamos (ellos siempre tienen a AMLO a unos pasos) e incluso son amables anfitriones de quienes no pueden ya entrar al Zócalo.
Cuando varios niños externaron su sentir y su apoyo al movimiento, recordé mi ya lejana infancia, en la cual yo no tenía ni idea de lo que era el voto, y me di cuenta de que a diferencia de mi en ese tiempo, esos niños sabían que había habido elecciones, apoyaban a un candidato, sabían que los votos ciudadanos no se habían contado bien, y además, exigían un recuento, ¡Dios mío! ¿Cómo y cuándo se operó ese cambio? En un montaje de imágenes recordé a los estudiantes del 68, cuando abrí los ojos a la patria y lo que ello significó, el 71, el 88, cuando supe por primera vez de Andrés Manuel López Obrador, el desafuero… cuántas veces desde entonces he estado en el zócalo gritando consignas, exigiendo justicia, protestando por nuestros derechos… Y sí, muchas cosas habían pasado desde entonces, pero cada vez me siento más cerca de que seamos escuchados.
Marcelo Ebrard pasó a la tribuna, ¿quién es Marcelo Ebrard? Lo conocí por los años 90, estaba en el PRI; por ello no me simpatizaba, trabajaba para Camacho Solís. En ese entonces estaba realizando un trabajo parlamentario , y a pesar de mi antipatía me pareció que quería hacer las cosas bien. Cuando se hizo independiente y estuvo en contra del Fobaproa lo acepté mejor; y cuando AMLO lo nombró Jefe de Seguridad supuse que debía ser un hombre valioso. Hoy, como otras veces, escuché su discurso defendiendo el movimiento, creo que sigue queriendo hacer las cosas bien y ahora está aliado a un movimiento verdadero, le aplaudí emocionada.
Llegó el momento de López Obrador y, como siempre, la multitud se desborda en entusiasmo, se desatan los vítores: “Presidente, presidente, presidente”, “No estás solo, no estás solo”, “Obrador, Obrador, Obrador”… Conocedora del contenido de casi todos sus discursos, de su pensamiento, de sus gestos, de sus palabras, sé casi todo lo que va a decir, pero no me canso de escucharlo. Nunca antes había escuchado que un político expresara con sinceridad los ideales, los principios y las convicciones que lo motivan a tomar la dirigencia de un país para sacarlo de la pobreza y la injusticia y por eso lo disfruto tanto. Menos había escuchado que un político no sólo nos defendiera con la palabra sino que nos orientara sobre las acciones que tenemos que tomar para acceder a lo que todo ciudadano tiene derecho. Y es aquí donde siempre sé que habrán unos quince segundos de sorpresa, las acciones, qué vamos a hacer. Qué enorme goce, qué gran alivio saber que sigue con nosotros que continuaremos actuando para alcanzar lo que merece todo el pueblo de México, la justicia, la verdad y la libertad que por tantos años se nos han negado. Y observo a mi alrededor con un nudo en la garganta a todos los que estamos ahí, confiamos en él y por eso lo queremos tanto. También sentimos que él nos quiere. Amor con amor se paga, nos ha dicho. Una señora de más de cuarenta, de clase media, comenta “por este hombre damos la vida si es necesario” y a mi se me nublan los ojos.
Resistencia civil pacífica; la Convención Nacional Democrática; un millón de delegados en todo el país; estamos haciendo historia, pero esta vez no nos avasallarán, no pasarán los corruptos y traidores porque estamos todos juntos, y somos millones, y AMLO que ha sido siempre un luchador social está con nosotros. ¡Qué felices somos! ¡Qué felices estamos! Y en esa felicidad, pienso en los pobres que han sido engañados, que han sido programados por los medios y que actúan contra sí mismos apoyando a sus verdugos y siento pena. De lo que se están perdiendo.
Cantamos el himno nacional, nuestro ritual, “la misa ha terminado”. Una sensación de que nuestra conciencia está limpia nos invade y empezamos a salir del Zócalo entre la multitud. Por más que se rocen nuestros cuerpos en el tumulto, todos sonríen y se piden disculpas, se dan la mano, no soy religiosa pero pienso que nada más falta que nos digamos “la paz sea contigo”.
Ahora sí, despacio por los corredores de los campamentos. La gente ve las películas de Mandoki y del 6 de Julio en las televisoras, se acerca a los puestos de elote, mira las fotografías de las multitudes, las de AMLO, se echa unos tacos de canasta, observa los grabados, se aproxima a las películas de arte, saborea una nieve, participa en juegos de ajedrez, escucha a los diversos grupos musicales, recibe impresos, atiende a obras de teatro, compra libros, escucha discursos, niños y niñas se divierten en los juegos, otros toman clases de pintura, nos detenemos a leer las consignas escritas en todo tipo de papel y de tamaño: “Fox, traidor a la democracia” “AMLO, Presidente”, “Ugalde, se busca”, “Felife raterón”. Es una gran feria mexicana en la que el pueblo convive y se expresa libremente, y sin embargo, esto es una lucha.
Llegamos al cruce de Reforma, hay que detenerse porque la circulación a los automovilistas ya está abierta en ese punto. Un auto pasa y nos mienta la madre con el claxon. Hemos salido de nuestro sueño, despertamos, no todos somos así, pero como dice AMLO estamos muy orgullosos de cómo somos y no vamos cambiar.
Este movimiento no va a dar ni un paso atrás, ya podrán poner todas las tanquetas que quieran, estamos seguros que este es el camino a seguir, sabemos que no será fácil pero continuaremos porque así es como estamos bien, luchando por una causa noble que no sólo beneficiará a todos sino a las generaciones que vienen.
¡Viva México!
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